Fue un alto ejecutivo en las empresas Endesa y Ensidesa. Fue el responsable de la modernización de la siderurgia integral asturiana con la instalación de la acería LD-II.
Familia. Su madre, Rosario Cuervo, era maestra nacional y su padre, Fernando Lozano López, administrativo de Duro Felguera y profesor de música de los felguerinos, recordado todavía hoy por la Coral «Maestro Lozano». Estuvo casado con María Nieves Fernández.
El pequeño Fernando vivió en directo los sucesos de la Revolución de Octubre y de la Guerra Civil.
Formación. Con una pequeña beca de Duro Felguera y la ayuda económica de dos tíos de Cuba, estudió en Madrid la carrera de Ingeniero de Minas.
Inicios profesionales. Al terminar la carrera empezó a trabajar en la empresa Hullera Española, en Moreda, y pasó más tarde a Astur Belga de Minas, en Mieres.
ENDESA. En 1972 comenzó a trabajar en Endesa que por entonces era una empresa del INI, como jefe del departamento de minas, donde estuvo dos años; al año siguiente lo nombran gerente de la empresa, y al siguiente, consejero delegado. Estuvo en Endesa 12 años y fue protagonista de la expansión que tuvo esta empresa
ENSIDESA. En 1984 se incorporó a Ensidesa, hoy Arcelor-Mittal, que por aquel entonces también era una empresa del INI, momento en el que se discutía si había que construir una nueva acería.
Asumió la presidencia de Ensidesa en un momento crítico para la compañía, sin instalaciones competitivas, elevados costes y una plantilla de 23.000 personas. Su tenacidad y buen hacer, le llevaron a lograr de los ministerios de Industria y Economía -entonces gestionados por Claudio Aranzadi y Carlos Solchaga, respectivamente- el apoyo económico para poner en marcha el primer plan de reestructuración y modernización de la siderurgia integral, sin el que Ensidesa hubiera estado condenada a la desaparición.
Así, con tecnología de la japonesa Nippon Steel, Lozano fue el responsable de la instalación, e inauguración en 1988, de la acería LD-III con sede en Avilés, que supuso una inversión de 600 millones de euros y se convirtió en la fábrica más moderna del mundo. La inversión garantizó la supervivencia de la siderurgia asturiana, pues pocos años después el Estado cerraba Altos Hornos de Vizcaya AHV y Altos Hornos del Mediterráneo (AHM).
La mejora en la calidad de los productos terminados y la menor elaboración de productos para su posterior transformación en otras acerías ayudó enormemente a este hito.
Durante su etapa en la presidencia, Ensidesa inició la exportación, comenzó a fabricar carrilles para las vía de alta velocidad y acometió mejoras en el tren de alambrón y en la fabricación de chapa para automóvil. En 1991 terminó su vida laboral aquejado de dolencias cardíacas.
Reconocimientos honoríficos
En 1990 le concedieron la medalla de plata del Principado de Asturias.
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