José
Bernardo de la Meana Costales, escultor y arquitecto. Nació en
Oviedo en 1715 y murió en la misma ciudad en 1790 a los 75 años de
edad.
Fue
representante del último barroco español. Su vida profesional se
desarrolló casi en su totalidad a la catedral de Oviedo ejerciendo
como Maestro Mayor de la misma. Era entendido en
imaginería, retablos y arquitectura.
Familia
Era
hijo del arquitecto Domingo de la Meana y de Jacinta Costales. Es
probable que la ocupación de su padre hubiera orientado su
aprendizaje durante la adolescencia, Tuvo un hermano. En 1749,
contrajo matrimonio con Eulalia de la Granda, con la que tuvo varios
hijos, uno de los cuales, Francisco Javier (1757-1815 ), se formó
como escultor en la Academia de San Fernando.
Formación
Cuando
cumplió veinte años se trasladó a Madrid, donde permaneció por
espacio de seis años —entre 1737 y 1743— adiestrándose en el
ejercicio de la escultura. Esta prolongada estancia en Madrid resultó
decisiva para su formación y le permitió conocer de primera mano
las corrientes artísticas más novedosas.
Se
desconoce si tuvo formación en la Real Academia de San Fernando
de Madrid. Aunque se sabe que su primer mentor fue el
escultor Toribio de Nava.
Es
posible que durante la estancia ovetense del arquitecto Pedro de
Ribera, tuviera algún contacto artístico con él, cuando José
tiene la edad de 24 años.
Regreso
a Asturias
En
1743 regresó a Oviedo como maestro mayor de la Catedral,
introduciendo en Asturias las nuevas técnicas aplicadas a
los retablos, barroquismo y clasicismo.
Ejemplo
de la introducción del barroquismo podemos encontrarlo en el retablo
del Puerto de Vega. Como muestra de la introducción de las técnicas
clasicistas tenemos también el retablo de San Tirso de Oviedo.
Las
obras de su mano en la catedral son numerosas, destacando las
capillas dedicadas a los mártires y santos, aunque la obra de más
relevancia es la entrada de acceso al templo, con sus tres puertas.
Figuró
como maestro de obras de la Catedral de Oviedo, que ocupó desde 1743
hasta su fallecimiento en 1790. Su larga trayectoria al frente de la
fábrica catedralicia le convirtieron en el auténtico responsable de
la configuración barroca del templo.
Proyectos
Siempre
le gustó figurar en sus proyectos como escultor y arquitecto.
Entre
sus obras destacan el retablo mayor de la iglesia del Convento de
Santo Domingo (Oviedo), en el que abandonó el barroco exaltado para
recuperar el rigor monumental del barroco romano, y el escudo de la
fachada del hospicio y hospital real de Oviedo (1758).
Su
carrera pudo frustrarse definitivamente cuando en 1764 Manuel
Reguera, el primer arquitecto asturiano titulado por la Academia de
San Fernando, lo denunció por no disponer de la titulación
necesaria para desempeñar su oficio.
Por
aquellos tiempos Meana era el mejor representante en Asturias del
barroquismo que los reformistas ilustrados deseaban eliminar y, con
su denuncia, Reguera se convirtió en el instrumento de la reforma
artística en la región.
Dos
años después, Meana, poseedor de una interesante biblioteca, obtuvo
sin dificultad la graduación académica y desde entonces intervino
con más frecuencia en las obras públicas y en los proyectos
arquitectónicos.
A
partir de 1786 abandonó la dirección de las obras públicas y
moderó sustancialmente su actividad por problemas de salud, que se
fueron agravando hasta que en 1789 le impedían moverse de la capital
asturiana.
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